viernes, 24 de junio de 2011

Obulco, pasaje a la antiguedad.


Una noticia publicada en el diario Jaén despertaba mi entusiasmo, ya que anunciaba la próxima inauguración en el 2012 del Museo de Arte Ibero de Jaén. Dentro de sus fantásticas piezas, se encuentran unas obras de arte, de un valor incalculable, que son el grupo escultórico de cerrillo blanco (Porcuna).La mítica Ipolka nos vuelve a hacer guiños desde la antigüedad, haciéndonos recabar todos los datos existentes sobre la capital túrdula, como es el echo de que en Porcuna se acuñó la segunda serie mas numerosa de numismática antigua en la Península Ibérica, 95 tipos, solo superada por Kese (Tarragona), con 102.

Mucho tiempo ha pasado del azaroso viaje de Kolaios de Somos (comerciante griego a mediados del s. VII a.C.),  en el que una tormenta arrojó su nave mas allá de las columnas de Heracles o Melkart, al Mar Exterior; así que gracias al veleidoso Poseidón
fondea en una rica ciudad llamada Turta y que el bautizó como Tarsis, capital del reino de Tartessos, con su rey Argantonio, su nobleza y ricos ciudadanos, no solo económicamente sino culturalmente, ya que tienen sus leyes grabadas en piedra. Turta también controlaba todo el comercio del oro y la plata del rio Baitis (Guadalquivir).

Las guerras y los intereses económicos acabaron con los Tartessos, dividiéndose el mítico reino en dos:
·        los turdetanos, bajo Guadalquivir 
·        los túrdulos, medio y alto Guadalquivir.

 Los turdetanos, con menos poder que los Tartessos, todavía eran hábiles cultivadores, esforzados ganaderos, ingeniosos mineros y magistrales orfebres.
Los fenicios, los cuales fundaron Gadir (Cádiz), les arrebataron el control del comercio con los pueblos allende los mares; después de los comerciantes de Tiro y Sidón, llegaron los cartagineses, al reclamo de la riqueza de la turdetania, siendo estos más proclives a robar y asaltar, lo que no consiguen poseer por medio del negocio y la extorsión.
Los túrdulos y turdetanos aun se sienten orgullosos de su antiguo linaje y son capaces de defenderse mediante unas alianzas (fides), unas leyes y las armas.



Las madres túrdulas aún confían en sus dioses cuando ven a sus hijos desfilar marciales por las calles de su capital, obulco, falcata (1) y sica (2) en el tahalí, soliferras (3) y alabardas al hombro, vestidos de impecables togas blancas con banda púrpura, pequeño escudo al pecho decorado con animales mitológicos, sujetado por firmes correas de cuero rojas, impresionantes jinetes con brillantes cimeras sobre los yelmos de cuero.
Como sus hermanos batestanos y oretanos son diestros en el  manejo de las soliferras y se requiere mucho empeño para derrotarles, tienen a su  Señora Alada, a quien los marinos focenses invocan como Potnia Theron ( Πότνια Θηρν), la que los
ama y da valor.


  1. falcata: espada corta ibera.
  2. sica: daga.
  3. soliferra: jabalina de asta forjada en hierro.

viernes, 1 de abril de 2011

Numismatica en Bujalance

NUMISMATICA



En el término municipal de Bujalance y en el mismo casco urbano, han aparecido con frecuencia monedas antiguas, que según el tipo pueden ser catalogadas. A continuación, resumo brevemente las piezas más corrientes:


  • Monedas Ibéricas

Son las piezas más antiguas que circulaban por la campiña cordobesa. Acuñadas por las ciudades-estado iberas, convivían con monetario romano y cartaginés de la misma época. Siguiendo un modelo común, de peso y tamaño, hoy en día se hayan identificadas y podemos conocer el origen y el año de acuñación. Estas monedas son acuñadas en bronce, excepto las que son fabricadas en plata.
 Las monedas íberas más cercanas a bujalance según su acuñación son:

             Castulo (Linares)

Quizás la más corriente de todas las monedas encontradas. Estas aparecen en modulo grande AS y en pequeño cuadrante.



                     Obulco  (Porcuna)

También muy frecuentes son las piezas de obulco. Todos los módulos representados, una gran variedad de anversos y reversos (cara y cruz de las monedas) y una pieza destacable por su tamaño es el dupondio (dos ases).

                Abra (término de Porcuna)

Únicamente se acuñó ases y aparecen con cuños mixtos


                   Colonia Patricia (Córdoba)


Aparecen en módulos pequeños, semis (medio as)




                     Epora (Montoro)


Únicamente se conoce el as (pieza muy difícil de encontrar).


                           Sacili  (Pedro Abad)


Varios módulos y muy difícil de encontrar


  • Monetario romano.

Circulan junto con los ases íberos. Estos se caracterizan por una única temática: cabeza de Jano en el anverso y proa de galera en el reverso.

El semis tiene el mismo reverso ocupando Júpiter el anverso; a partir del año 190 a.c. la necesidad de monetario con más valor, impulsa la creación del denario, con valor de diez ases y el quinario, al principio anónimo, son prontamente acuñados por las familias patricias, con sus propios motivos, dando una variedad ingente de ejemplares.


Llegando las guerras civiles, a mediados del siglo I a.c., comienzan a acuñarse los retratos de los dirigentes. Julio César y Pompeyo son los primeros para perfeccionarse a partir de Octavio Augusto, donde se incluía también el año de la acuñación, diciendo el año de mandato del César.

El bronce sufre una reforma drástica. Aparecen los bustos de los gobernantes en todos los módulos, sustituyendo a las divinidades, que si aparecen de forma general en el reverso junto con la abreviatura SC (senado consulto) ya que el bronce lo acuñaba el senado y la plata y el oro el César.


El áureo con valor de 25 denarios (pieza de oro romana y acuñada raramente en la república) es la pieza de más valor durante el imperio. Este patrón se mantiene hasta finales del siglo tercero, cuando se deprecia la moneda y aparecen los antoninianos, doble denario, llamado así por su instaurador Antonino Caracalla. Los sextercios reducen su peso y tamaño, y en el bajo imperio empiezan a aparecer pequeñas monedas (siglos III y IV).

La temática cambia a partir del 313 d.c. en el que las divinidades paganas son eliminadas del reverso, apareciendo crismones, que son el anagrama de las dos primeras letras del nombre de Cristo en griego; las letras "cri" y "rho", acompañándose de algunas con el lema con el que Constantino derrotó a Majencio en la batalla del puente de Milvia "In hoc signo victor eris", (con este símbolo vencerás). Haciendo alusión al cambio religioso que había experimentado el imperio romano, se hace cristiano a partir del concilio de Nicea.  Las monedas de oro y plata de la época cambian su denominación, reduciendo peso, la moneda de oro es el sólido y la plata las siliquas.


  • Visigodos

Los visigodos acuñaron otra moneda, exclusivamente en oro, que son los trientes, piezas de arte esquemático y poco peso.


  • Musulmanes

En los siete siglos que duro la ocupación islámica de la península ibérica, hubo muchas dinastías, taifas e invasiones. Esto se refleja en el monetario, en el que solo aparece escritura árabe, ya que la representación de la imagen humana estaba prohibida por el Corán. En el anverso habla del califa o emir que mandó acuñar la moneda (el año de la Hégira), y en reverso versículos del Corán.

Hay varios módulos: en plata los dirhems y en oro los dinares. Con los almohades las monedas de plata redujeron su tamaño y curiosamente acuñaron dirhems cuadrados.

  • Reconquista

En tiempos de los musulmanes, desde el siglo X, los reinos cristianos de la península acuñan sus propias monedas, siendo estas generalmente de poco peso y tamaño. La mayoría eran vellones de cobre sobre plateado y vellones ricos de aleación de plata estaño y cobre; también se acuñan reales en plata y doblas en oro, que  generalmente siguen un patrón común: anverso busto esquematizado del rey y reverso el escudo del reino. Las cruces cristianas aparecen como “cruz patada” acotando las leyendas y manifestando el gobierno del rey por la gracia de Dios, escritas en latín (fórmula presente en el monetario español hasta el siglo XX). Estas piezas llevan marca de ceca, generalmente una inicial o un símbolo.


  • Reino de España

Los Reyes Católicos continúan con emisiones en los tres metales, siendo el maravedí de cobre la moneda de menos valor, pasando por el real de plata y sus fracciones, hasta llegar al escudo o al doble escudo también denominado doble excelente. A partir del descubrimiento de América y la explotación de sus minas, estas monedas son acuñadas por la dinastía de los austrias y aparecen en todos los metales denominados macuquinas. Su acuñación es más descuidada en cuanto a la terminación, pero manteniendo la ley del metal y el peso intacto, parecían más feas. Algunos tipos de acuñación hacen que estas piezas sean de las mas valoradas por los coleccionistas, redundando en su precio, destacan lo reales de a 8, denominados “columnarios”, por llevar las columnas de Hércules y el lema “plus ultra”.

Otras monedas macuquinas, de cobre, han aparecido con frecuencia en los alrededores de Bujalance. Estas suelen ser de Felipe IV y estaban reacuñadas con diferentes valores, maravedíes, como método de inflación, debido a la crisis que afrontó este longevo monarca a mediados del siglo XVII.


  • Centenario de la peseta.

La medida del real y el escudo desaparecen a finales del siglo XIX, dando lugar al nacimiento de la peseta. Se acuñan los tres metales:

  • El cobre (el más popular): estaban las monedas de 10 céntimos muy vistosas y bautizadas por el pueblo, como perra gorda, haciendo alusión al león que llevaban grabadas; la moneda de 5 céntimos que era más pequeña y se conocía como “la perrilla”; y el real equivale a 25 céntimos.
  • La plata. La primera moneda de plata fue la media peseta. La más hermosa es la de cinco pesetas o el duro de plata.
  • El oro. La tirada de oro comprende los valores faciales más altos, siendo la de 100 pesetas la mayor y del mismo modelo que los ocho escudos.                                                                          
                                                               Miguel Vilches Gimenez
Socio Fundador Y tesorero de la A.B.A.A.H.

jueves, 17 de marzo de 2011

LA  BATALLA  DE  MUNDA
1. Introducción
      
La guerra entre Julio César y Pompeyo finalizó en el año 45 a.C. en los campos de Montilla. Estos habían sido cónsules y gobernaban juntos la República Romana.

       Pompeyo, hombre de elevada edad, cuando gobernaba Roma, acumulaba triunfos en su prestigiosa carrera y recibía poderes excepcionales del Senado. En cambio, Julio César arrasaba las galias capturando un gran botín que enviado a Roma era repartido entre la plebe, funcionariado e incluso amortizaba deudas de senadores ganándose el apoyo de estos y la reticencia de los patricios conservadores: Catón, Escipión, Cicerón, etc. Pompeyo, alertado por estos, ordena licenciar a las legiones de César y este se niega. Así que se  marcha con estas legiones a Roma comenzando la guerra.

    Con el inicio de la guerra Pompeyo tiene que huir de Italia, ya que el grueso de su ejército se encuentra en Oriente. César lo alcanza en Farsalia (Grecia), donde lo derrota en el 49 a.C.
   
    Pompeyo busca protección en la corte del faraón Tolomeo  que le debe favores y dinero. Debido a esto y otros motivos, el cónsul es ejecutado en  la playa cuando desembarca en Alejandría.

    Cneo y Sexto, hijos de Pompeyo, con varios senadores continúan la guerra perdiendo otra batalla en Tapso (África).

Los hijos de Pompeyo se trasladan a Colonia Patricia (Córdoba) y comienzan a reclutar un ejército. En Hispania, muchos caudillos íberos simpatizaban con la causa de Pompeyo cuando recibieron el perdón del cónsul 25 años atrás en la rebelión contra Sartorio.

     Un ejército cesariano avanza desde Italia hacia Córdoba y dos generales pompeyanos, que vigilaban los pasos de los Pirineos, salen a su alcance. En Illerda (Lérida) se produce la batalla ganando César y prendiendo la rebelión contra los hijos de Pompeyo en la Península Ibérica.

     2. Ejércitos enfrentados

      El ejército de los hijos de Pompeyo estaba compuesto por trece legiones y unos setenta mil hombres; cuatro legiones eran de calidad y el resto eran tropas mercenarias, esclavos reclutados a la fuerza y un gran número de honderos hispánicos. La escasa caballería sellaba el destino de este ejército, comandado por jefes expertos como  Labieno y Varo que tenían por delante un arduo lance con el invicto ejército cesariano.

     El ejército de César era veterano de muchos años de campaña, tanto en la Galia como en las guerras civiles. Contaba con ocho legiones, destacando la Numero X, que era la flor y la nata del ejército romano, debido a la victoria épica que cosecho en Alesia (Francia) y era respetada por ambos bandos. César había reclutado ocho mil jinetes numidas africanos y el total de sus efectivos alcanzaba los cincuenta mil hombres.



  3. La Campaña

     César desembarca en Sagunto y tras días de marchas forzadas llega a Obulco (Porcuna) acompañado de su ejército. Los exploradores le informan de la situación; Ulia (Montemayor) es fiel a César y por eso esta siendo asediada mientras que el grueso del  ejército enemigo esta guarnicionado en Córdoba. Julio César envía un destacamento al mando de Lucio Junio Pacheco para socorrer Ulia y el se dirige a Córdoba con el resto del ejercito. El hermano menor de los pompeyos, Sexto, abandona Córdoba precipitadamente para luchar contra Cesar, este le derrota y le obliga a refugiarse en la ciudad.

      Cneo levanta el asedio a Ulia y se repliega a Córdoba con su hermano.  Cesar buscaba una batalla decisiva, ya que sus provisiones mermaban y el asedio a Córdoba podría durar meses. Dirige su ataque sobre Ategua “Santa Cruz”, el ardid del maestro tiene éxito y el ejército pompeyano abandona Córdoba y acampa en Ucubi (Espejo), solo el rio Guadajoz, separa ambos ejércitos. Comienzan las escaramuzas, la abundancia de proyectiles de honda hallados en los márgenes del Guadajoz dan fe de ello.

      Finalmente, en Ategua,  cunde el pánico y se rinde el 19 de febrero del 45 a.C. con los graneros repletos. Los hijos de Pompeyo se retiran después de sufrir una derrota en Soricaria (Castro del Rio), para acampar de nuevo cerca de Aguilar.
    
      César, en una maniobra magistral, destruye Ventipo (Casariche), amenazando Urso (Osuna) y obligando nuevamente a replegarse al ejército pompeyano hasta Munda (Montilla). Este que prevé el movimiento, persigue al adversario; así que cuando amanece en el campamento pompeyano, el día 17 de marzo del 45 a.C., los vigías descubren horrorizados al ejército de César en el horizonte formado para el combate.

       El prestigio de los generales pompeyanos esta por los suelos y la moral de la tropa baja, así que no les queda otra alternativa que aceptar el desafió y comenzar la batalla.

       César avanza con su ejército de cincuenta mil hombres colocando a la legión X en el ala derecha y la caballería en la izquierda. Cuando vadean un arroyo que separa ambos ejércitos, el contingente pompeyano ataca lanzando primero una lluvia de proyectiles para pasar a los “pillum”  mortíferas jabalinas con unas puntas de lanza de casi un metro que se doblaban al impactar para no poder ser reutilizadas.
      
       Cuando los legionarios habían arrojado sus venablos, desenvainaban sus “gladius” (espada corta) y en formación cerrada atacaban al enemigo. La línea de combate alcanza casi un kilómetro y el estruendo atronador resonaba en el valle. El lance fue tan arduo que el propio Julio César tuvo que desmontar y luchar en primera línea para enardecer a sus tropas que ya flaqueaban perdiendo el casco en la refriega.
      
       Labieno, temiendo la “apisonadora” que era la Legión X, refuerza esa ala con una legión del otro extremo de su ejército. César aprovecha la situación lanzando toda la caballería contra el lado mas débil, los jinetes pompeyanos acuden al combate, pero rebasados en número. Piden ayuda a Labieno que retira cinco cohortes (unos tres mil hombres del centro de la lucha). Este movimiento siembra el pánico entre los pompeyanos que creen que su general se esta retirando, empiezan a desbaratarse las formaciones y a huir del combate, convirtiéndose la batalla en una vergonzosa derrota. En esta batalla perecen unos treinta mil pompeyanos y son tomados unos catorce mil prisioneros.
     
        La victoria de César fue total, terminando así la Guerra Civil. El vencedor permaneció varios meses en Hispania, pacificando la provincia y recompensando a los fieles.
     
        A su regreso a Roma, Cesar celebró su triunfo sobre Pompeyo, aclamado ya como Dios viviente, descendiente de Venus. Este es asesinado pocos meses después, marzo del 44 a.C. bajo la estatua de Pompeyo en el Senado.
       
        En su testamento deja como único heredero a Octavio Augusto, que después de otra Guerra Civil, es aclamado Imperator por el Senado, naciendo así el Imperio Romano.

    4. Bujalanceños en Munda

        Los detalles de la última victoria de Julio César los he obtenido del “Bellum Hispaniense” escrito por un oficial del ejército cesariano  que recoge entre sus memorias el recuerdo de unos buenos camaradas íberos (guerreros provenientes de Bursabola). Quizás la arqueología o un hallazgo fortuito nos desvelen el origen de Bujalance.
 
                                                   [1]


[1] MIGUEL VILCHES GIMÉNEZ
ABRA, CIUDAD TURDETANA

La ciudad santuario de Castro el Viejo, como la bautizaron los castellanos en la Reconquista, guarda celosamente su nombre desde la antigüedad. La excavación arqueológica dirigida por nuestro Socio de Honor Don José Antonio Morena, todavía no ha arrojado luz sobre este asunto, pero si nos ha regalado fantásticos descubrimientos, que los aficionados leemos con avidez en el diario Córdoba. Dichos hallazgos nos hablan de la importancia y monumentalidad que tuvo la antigua ciudad turdetana.
Gracias a investigaciones arqueológicas sabemos que fue santuario a partir del s. II a. C., y  tuvo una gran importancia; su gran foro, los togados y la estatua acorazada imperial lo atestiguan.
         Actualmente se barajan dos posibles hipótesis, para el nombre de la ciudad santuario de Torreparedones:
 Bursabola, de la que el único testimonio es el recogido en el Bellum Hispaniense, durante la guerra civil entre Julio Cesar y los hijos de Pompeyo, (45 a. C.).  En 1833 se descubrió en torreparedones una tumba hipogea, en la que estaban dispuestas doce urnas funerarias, sobre un banco de piedra, conservando el nombre de los difuntos uno de ellos era CN Pompeyo.
Virtus Iulia Ituci, esta Ituci es una de las cuatro citadas por Plinio (geógrafo y naturalista romano, s. I d.C.); Augusta Gemella Tucci (Martos), Iptuci (cabeza Hortales, Cádiz) y la Ituci sevillana, solo esta ultima acuña monedas, correspondiendo el tipo a las cecas vecinas, Laelia, Ilipla y Lastigi.
 El comercio relacionado con el santuario, los peregrinos y la zona de gran riqueza agraria hacen suponer de la necesidad de acuñación de moneda propia, como ya tenían otras ciudades cercanas ya identificadas: Sacili, (Alcurrucen), Ipora, (Montoro), Ulia, (Montemayor) y Obulco, (Porcuna) que acuñaron monedas propias,  de diseños exclusivos, siguiendo la tipología romana, entre el s. III y el I a.C.

Obulco y Torreparedones debieron de estar vinculadas, ya que la capital de “conventus” o provincia era Obulco y  porque distan solo 20 kilómetros. Ambas ciudades se complementarían, circulando por ejemplo la moneda de Obulco en Torreparedones.


 Volviendo a la numismática, encontramos una ceca o fábrica de moneda de una ciudad turdetana, relacionada íntimamente con Obulco de la que se desconoce su localización. Los hallazgos de piezas ocupan una zona reducida que va desde Arjona (al norte) hasta Baena (al sur); la tipografía es igual que la de Obulco, existiendo una moneda de Abra con el reverso de una de Obulco de finales del s. III a. C. Desde mi punto de vista, esta pieza se hizo “con permiso de Obulco” en la ciudad de Abra. A mediados del s. II a. C. acuñaron piezas independientemente de Obulco, siguiendo el mismo diseño, pero con los nombres de sus magistrados grabados en el reverso: Uekueki y Kionis.
Es solo una teoría, pero la coincidencia de tipologías, el haber acuñado una moneda “con permiso de Obulco”, la zona de los hallazgos de monedas, la cercanía de ambas ciudades…, será Abra el esquivo nombre de Torreparedones; en breve la arqueología nos dará la respuesta.

Bibliografía:
Villalonga, Leandre. Corpus nummnum hispaniae ante augusti aetatem. Editorial José A. Herrero, S.A. año 2002.
Anónimo. Bellum Hispaniense.
R.Thouvenot. Essai sur la province romaine de Bétique, Paris 1940.
F.Valverde y Perales, Historia de la villa de Baena, 1903.
Plinio. Naturalis Historia.
J.Antonio Morena. “El santuario ibérico de Torreparedones (Castro del Rio-Baena) Córdoba

Miguel Vilches Gimenez
Tesorero de A.B.A.A.H.



En busca de las ermitas perdidas II, la ermita de la virgen de Loreto.

En el  boletín anterior, comentaba la destrucción de dos polvorines en el año 1810, durante la Guerra de Independencia. Los artilleros habían elegido dos ermitas lejos del pueblo para guardar su pólvora y munición, que seguramente sería la capturada al ejército del general Dupont en la batalla de Bailén, de la que publicaré otro artículo en la próxima revista.

Gracias a las fuertes lluvias de este invierno y del pasado, se han encontrado por el campo restos de una antigua ermita denominada virgen de Loreto (Siglo XVI). Ha sido un trabajo arduo, ya que varias pistas falsas, me han hecho corretear casi todos los cerros aledaños al pueblo; una de ellas fue el llamado “Pozo Loreto” que se encuentra cerca del polígono la Fuenblanquilla. Ya cansado de dar “palos de ciego” le consulté al presidente de la asociación, Francisco Martínez Mejías, y este me habló de un censo del siglo XVIII, en el que se hacía mención a un “santero” que vivía como guardes de la ermita de Loreto al final de la calle Pozonuevo. En aquella época, era normal que viviese una familia como guardeses de una ermita, apareciendo más en ese censo.

Con esta información, investigué la fuente del chorro y el pilar, sin obtener ningún resultado. Poco tiempo después, recibí del vicepresidente, José María Abril, un documento de fray Cristóbal en el que hace un catálogo de las ermitas de Bujalance y su historia:

Ermita de nuestra señora de Loreto: esta fuera de la ciudad: fundola y cuidó de su fábrica Gonzalo Ruíz Teruel, con las limosnas de los vecinos, dio el sitio el consejo y cabildo, según costa de su archivo: tuvo principio el año de 1586.


Tras leer y reflexionar sobre este catálogo, decidí visitar a un antiguo aficionado a la detección de metales, y este me señaló en el mapa el lugar cercano al Pilar donde había encontrado balas de cañón. Efectivamente, mirando en el “Google Earth” comprobé como la prolongación de la calle Pozonuevo, ya camino, llegaba justo hasta el lugar indicado, conocido como el cerro de la campana, quizás haciendo alusión a la campana que tuvo la ermita, o al manto de la virgen, que se representa de forma acampanada. Así que una vez más me desplace y por fin encontré los restos de ladrillos, tejas, pedazos de cerámica vidriada y las consabidas balas de cañón; además el terreno cambia drásticamente de color, del marrón arcilla a un negro como de cenizas, lo que me hace suponer que sean restos de la explosión removidos por los arados.

Comentándole el hallazgo a nuestro compañero Francisco León, este me contó que ese olivar era de un familiar suyo y que un chatarrero les dejaba una cubeta, para llenarla de bolas de cañón y después venderlas a cambio de unos céntimos.

Próximamente, investigaremos sobre la localización de los restos de las otras ermitas desaparecidas, que tuvo en su día la ciudad de Bujalance.

Miguel Vilches Giménez
Tesorero de A.B.A.A.H.

EN BUSCA DE LAS ERMITAS PERDIDAS

Antecedentes:

Desde hace años que estoy intrigado con los hallazgos de balas de cañón, en los alrededores del pueblo, antiguamente ante la escasez de materiales eran utilizadas como tapaderas de los caños, lógicamente deberían pertenecer a la Guerra de Independencia, en la que el Regimiento Provincial de Bujalance, cosecho grandes éxitos, así que supuse que en los alrededores del pueblo tuvo que haber una batalla o escaramuza, de bastante importancia, debido a la utilización de artillería.

La Asociación

Esta había sido mi hipótesis durante años, así que un día le comente a Don José Maria Abril, vicepresidente de la A.B.A.A.H. el echo de que por la carretera de Morente y por la “fuente el chorro” aparecían con frecuencia balas de cañón de hierro de diferente grosor y peso, que hoy en día se pueden contemplar en el museo “El hombre y su medio “,  el me hablo de Fr. Salvador Lay y Rojas, natural de Bujalance, erudito e historiador que narra los siguientes sucesos: Amaneció por fin el día 20 de Enero del año de 1810, y también amaneció en Bujalance la noticia infausta de que ya los Franceses llegaban a los Vados del Guadalquivir y habían entrado en Adamúz. La consternación fue general y se aumentó de un modo inexplicable, porque estando en Bujalance el Parque de Artillería del ejército de reserva con sus correspondientes municiones, que estaban almacenadas en las Iglesia de Nuestra Señora de Loreto y de San Ildefonso, se mandó pegar fuego a los dos almacenes, y fueron tan terribles los estampidos que dieron a sus explosiones, que se oyeron a la distancia de nueve leguas en contorno. Los infelices Artilleros se retiraron precipitadamente con los cañones hacia Alcalá, llevando por todos los lugares de su tránsito el miedo y el sobresalto, y en aquella ciudad esperaron al enemigo con más valor que fuerza.


La Guerra de Independencia, la invasión de las tropas francesas y la lucha a la desesperada que hacían nuestros antepasados despertaron mi interés y quise encontrar algún rastro de las ermitas desaparecidas, de las que la única pista, hasta ahora, eran las balas de cañón.
Se lo comente a varios agricultores y uno de ellos me hablo de unos sillares de piedra amontonados y restos de ladrillos, tejas y recordaba haber visto balas de cañón.

La búsqueda:
Debido a que las lluvias de este invierno habían sido muy copiosas, esperaba encontrar los restos de la ermita, me dispuse a rastrear los cerros cercanos a la carretera de Morente, equipado con el nuevo GPS de la asociación, después de varios días de búsqueda, al final encontré lo que mi amigo el tractorista me había referido, parecían los restos de una construcción antigua, pero nada, probaba que eso fueran los de la ermita desaparecida, debería de aparecer algún resto metálico, ya sean las balas de cañón, o restos de las mismas, estuve un par de tardes buscando sin éxito, en los regajos que el agua había formado, hasta que una tarde descubrí unos pequeños fragmentos de hierro, parecidos a los gajos de una naranja, que eran los restos de balas de cañón, o de un cañón, distaban unos treinta metros de las piedras y cual fue mi sorpresa cuando encontré un proyectil intacto de cañón justo debajo de un olivo, en los regajos halle mas de diez balas de metralla de cañón.
La cercanía con los hallazgos fortuitos de bolas de cañón, los májanos de piedra, restos de tejas, ladrillos y ahora esos pequeños fragmentos metálicos, casi podría asegurar que esos eran los restos de una de las ermitas,
¿Pero de cual?

Así que le comunique el hallazgo al presidente de la asociación Don Francisco Mejias, el me comento, que de la ermita de Santa Loreto quedaba una referencia en un censo que la situaba en la calle Pozonuevo, cerca de la fuente “el chorro”, donde también aparecen balas de cañón, así que los restos que había encontrado pertenecían  a la ermita de San Ildefonso.

Las coordenadas de la ermita de San Ildefonso servirán para futuros estudios de la Asociación y los proyectiles fueron donados al museo municipal de Bujalance.

LOS TURDETANOS

Muchas han sido las culturas que han habitado la Península Ibérica, dejándonos fantásticos legados; arqueológicos, culturales, arquitectónicos, todas tienen su importancia, según el contexto histórico en el que vivieron, pero personalmente admiro a los turdetanos; un pueblo fascinante,  autóctono, que tuvo repercusión mundial en su tiempo y sus grupos escultóricos, son los mas importantes de la antigüedad en el occidente conocido.
 
 “son considerados los más cultos de los iberos, ya que conocen la escritura y, según sus tradiciones ancestrales, incluso tienen crónicas históricas, poemas y leyes en verso que ellos dicen de seis mil años de antigüedad”. Estrabon, geógrafo e historiador griego s. I d.C.
Los turdetanos o tartesio turdetanos,  son los continuadores de la cultura tartesica , que fue destruida por los fenicio punicos, como venganza por el apoyo de Tartessos a los focenses en la batalla de Alalia en el siglo VI a.C.  Su cultura se desarrolla a partir de la segunda mitad del siglo VI a.C. hasta la Roma republicana, tenian una sociedad enmarcada en un contexto cultural y económico muy amplio, en una red de relaciones comerciales y políticas que abarcaban el norte de África y el Mediterráneo central.
Los baluartes económicos mas importantes fueron las minas y la manufactura de joyas, (fibula de Bujalance- Cañete) útiles, armas, conocían el trillo y el arado, importado por Cartago. Las minas eran de propiedad privada. Los productos agropecuarios y pesqueros también son de gran relevancia.
 No existe una opinión uniforme sobre su estructura económica, algunos historiadores hablan de concentración de la tierra en pocas manos, poseían una nobleza militar, otros hablan de dispersión de la misma. La gran cantidad de monedas aparecidas de cecas o casas de la moneda, como la de Obulco, representando en el reverso de las piezas, las labores agrícolas, hacen creer en el pago de jornales, para la recolección de las cosechas, además de la necesidad de un monetario propio, con los mismos valores en todas las cecas, hacen suponer una intensa actividad comercial.
El hallazgo de numerosas fusayolas (pesas de telar), nos hablan de la existencia de una gran industria textil.
Un apartado muy importante es la industria cerámica, morfológicamente similar a los tipos griegos y fenicios, utilizada para la exportación de aceite, vino y “garum” , preparado de pescado, destaca la cerámica ornamental por su belleza, única entre los iberos, decorada con finos trazos de color ocre, con motivos geométricos, circulares, e.tc
.
Los turdetanos viven en ciudades, amuralladas, situadas en puntos estratégicos, de fácil defensa, impresiona su mortero similar al cemento actual, que aun en día perdura, (murallas de Ategua).Las ciudades turdetanas están estructuradas como las “polis” griegas, con sus magistrados, militares, sacerdotes, a veces dominados por un reyezuelo, como Culchas. La red de caminos comunica, sus mas de 200 ciudades, desde Ossonoba (Faro, Portugal), hasta Obulco (Porcuna), 400 km. aprox.
El ejercito esta comandado por sus reyes y nobles, uno pereció en el asedio de Ategua, esta bien equipado y adiestrado, el armamento ibero esta tan bien diseñado, que los romanos lo adoptan, el gladius hispaniensis,  la caballería, muy poderosa, hizo estragos en las guerras de Viriato contra Roma, también reclutaban mercenarios, como los celtiberos,  en el grupo escultórico de cerrillo blanco (Porcuna), aparecen varios guerreros iberos, completamente equipados, con falcatas, espada corta, soliferras, lanzas sin asta, “solo de hierro”.
El turdetano era un pueblo religioso, se conservan extraordinarios santuarios, como el de “torreparedones”, sabemos por Estrabon del situado en Gadir (Cádiz) dedicado a Hércules, las deidades son en la mayoría de los casos importadas por los fenicios y cartagineses. La arqueología ha descubierto numerosas ofrendas y exvotos, que los fieles donaban, para recibir a cambio la curación de múltiples dolencias. Alrededor del santuario crece una ciudad, para atender a los numerosos peregrinos.
 Las necrópolis turdetanas que han aparecido son de incineración, colocándose las cenizas del difunto en una urna, tapada con un cuenco, alrededor se disponían otras jarras de diferente tamaño y en el caso de los guerreros sus armas, dobladas para que nadie las pudiera usar, generalmente están en túmulos excavados en la tierra, o piedra, necrópolis de Osuna, tapadas con grandes piedras de arenisca, este año debido a las fuertes lluvias, apareció en Arjona, una urna funeraria, decorada con guerreros.
Los iberos colocaban cerca de las necrópolis, todo tipo de esculturas, como por ejemplo, el león de Bujalance, anagrama de esta asociación.
El arte forma parte de este pueblo tan moderno y cultivado, un arcaicismo orientizante predomina en la mayoría de las obras, representación animalistica, mitológica y humana, los primeros hallazgos de esculturas se producen a finales del s. XIX, apropiandose el museo del Louvre de una extensa colección, es allí donde Picasso fascinado por la intemporalidad del arte ibero comienza a plasmarlo en sus obras, como en “Las señoritas de Avignon” .
En el museo arqueológico de Jaén, podemos admirar el grupo escultórico de Cerrilo Blanco, Porcuna, visita obligada para todo amante de la historia y el arte.


La historia de los turdetanos comprende 500 años, se divide en tres epocas, resumo brevemente su historia.
Iberico antiguo mediados del siglo VI a.C. hasta el  siglo V; Tiene muchas reminiscencias de esa fuerte carga orientalizante, pero al mismo tiempo incorpora los elementos griegos procedentes no sólo de la colonización griega de la zona catalana, sino también de la presencia griega en la zona del Levante y andaluza. Se integran los elementos característicos de la colonización púnica.
Iberico Pleno: fines del s. V a finales del s. IV. Fue en este momento en el que la cultura ibérica manifiesta sus rasgos culturales históricos. Es el periodo de mayor apogeo de dicha cultura. Finalizado el IV, y durante el III, entra en una fase de crisis que coincide con los periodos que arqueológicamente están peor documentados, en el 237 a.C. Amilcar Barca llega a la Turdetania con proposito de adueñarse de la riqueza minera, los reyes turdetanos oponen resistencia, pero al final aceptan al “aliado” cartagines, que funda la ciudad de Akra-Leuke, la actual Alicante. Termina esta fase con la llegada de los romanos a la P.Ibérica y que da lugar a la llamada
Baja epoca iberica, que se desarrolla desde finales del siglo III y principios del II hasta el siglo I a.C. Es el momento en el que la cultura ibérica recibe todos los influjos del mundo romano (la romanización), y difiere culturalmente esta última etapa bastante de los anteriores,